En esta ocasión hemos querido acercarnos a Pablo Picasso y lo hemos hecho reinterpretando una de sus grandes obras, el Guernica, en un proceso que nos ha llevado a estudiar su historia y su narrativa.
Los alumnos de 4º de E.S.O., durante una primera fase de documentación, han buscado información sobre Picasso y El Guernica.
Han recopilado datos sobre la época en la que fue pintada la obra y han buceado por su contexto histórico, descubriendo poco a poco los detalles simbólicos que el autor reflejó en su obra.
Como trabajo de investigación, han realizado una ficha donde se presentan de manera resumida los datos más relevantes.
En el cuadro de Picasso aparecen representados nueve símbolos: seis seres
humanos y tres animales (toro, caballo y paloma).
De izquierda a
derecha, los personajes son los siguientes:
Toro. Aparece en la izquierda del cuadro, con el cuerpo
oscuro y la cabeza blanca. Este voltea y parece mostrarse aturdido ante
lo que ocurre a su alrededor. Al ser preguntado sobre el simbolismo del
toro, Picasso indicó que simbolizaba "brutalidad y oscuridad".
Madre con hijo muerto. Se sitúa bajo el toro, como protegida
por él, con la cara vuelta hacia el cielo en un ademán o grito de dolor.
Su lengua es afilada como un estilete y sus ojos tienen forma de
lágrimas. Sostiene en sus brazos a su hijo ya muerto. Los ojos del niño
carecen de pupilas, ya que está muerto.
Paloma. Situada entre el toro y el caballo, a la altura de
sus cabezas, no resulta visible a simple vista, pues, excepto por una
franja de color blanco, es del mismo color que el fondo y únicamente
está trazada su silueta. Tiene un ala caída y la cabeza vuelta hacia
arriba, con el pico abierto. Generalmente se ha considerado un símbolo
de la paz rota. Sin embargo puede tratarse de la alegoría de la Música,
una de las Artes destruidas por los militares rebeldes durante el
bombardeo de Madrid. En los bocetos fechados en abril, la música, estaba
representada por una oreja.
Guerrero muerto. En realidad, sólo aparecen los restos de la
cabeza, brazo completo o antebrazo derecho y antebrazo izquierdo. Un
brazo tiene la mano extendida. El otro brazo sostiene una espada rota y
una flor, que puede interpretarse como un rayo de esperanza dentro de
ese panorama descorazonador o que la espada florece, por ser de madera,
como el resto del guerrero, indicando que es una talla rota, es decir,
otra de las Artes destruida por los rebeldes, la Escultura.
Bombilla. Es una de las imágenes que más intriga despierta, imagen ubicada en el centro del cuadro. Se ha dicho que esta simboliza el avance científico y electrónico que
se convierte en una forma de avance social pero al mismo tiempo en una
forma de destrucción masiva en las guerras modernas.
El bombardeo de Guernica pudo ser una prueba de esta tecnología. La
bombilla también puede ser interpretada como una pupila del ojo de la
providencia.
Caballo. Ocupa el centro de la composición. Su cuerpo está
hacia la derecha, pero su cabeza, igual que la del toro, se vuelve hacia
la izquierda. Adelanta una de las patas delanteras para mantenerse en
equilibrio, pues parece a punto de caerse.
En su costado se abre una
herida vertical y está, además, atravesado por una lanza. Tiene la
cabeza levantada y la boca abierta, de donde sobresale la lengua,
terminada en punta. Su cabeza y su cuello son grises, el pecho y una de
sus patas de color blanco, y el resto de su cuerpo está recubierto por
pequeños trazos.
Simboliza a las víctimas inocentes de la guerra. De la
herida vertical salía en algún boceto previo Pegaso.
Mujer arrodillada. Otra versión es que la mujer está herida y
se acerca a la yegua para descansar de sus heridas. La pierna de la
mujer que camina hacia el centro está visiblemente dislocada o cortada,
con una hemorragia que trata de frenar inútilmente con su mano derecha,
por lo que lleva la pierna arrastrada y ya medio muerta.
Mujer del quinqué. Ilumina la estancia con una vela y avanza
con la mirada perdida, como en un estado de shock. Esta mujer se
interpreta como una alegoría fantasmagórica de la República.
Tiene su otra mano aprisionándose el pecho justo entre sus dos senos,
que salen a relucir a través de la ventana.
Casa en llamas. Picasso logra resaltar la expresividad en la
configuración de cada uno de los detalles de sus personajes a través de
simples líneas. La casa se convierte en una nueva alusión a las Bellas
Artes que están siendo destruidas, la Arquitectura.
Hombre implorando. Un hombre mirando al cielo como rogando a los aviones que dejen de bombardear, está inspirado en el cuadro de Goya El tres de mayo de 1808 en Madrid.
Es la forma artística de decir «basta de guerras».
Flecha oblicua. Situada bajo las nalgas del caballo. Su
figura simboliza la elevación del espíritu del fallecido sobre la
opresión de los poderes hegemónicos. El alma del caído sufre y suplica
arrepentimiento a la desdichada madre. Él y el niño harán juntos el paso
al más allá. La flecha es considerada por otros, símbolo de la guerra;
de ésta guerra.
La mujer con los brazos al cielo. Brazos en alto, cayendo
vertical, envuelta en su casa que arde y se desploma, clamando al cielo
ante ese fuego que cae desde él, desde unos aviones que en el cuadro no
figuran, la mujer arriba a la derecha se ha convertido, junto con esa
otra a la izquierda que lleva en brazos a su hijo muerto, en símbolo del
horror de la guerra moderna.
Como experimento pictórico les propuse a los alumnos realizar su particular interpretación de la obra de Picasso (habiéndo investigado profundamente sobre ella) incluyendo color en la misma.
El resultado no puede ser más místico y maravilloso: